Es preocupante como desde hace ya bastante tiempo, la cirugía estética en los senos ha tomado un auge impresionante en diversos tipos de mujeres. Digo preocupante porque he visto cómo la autoestima se ha reducido a tener un par de tetas que llamen la atención. Es innato el afán del ser humano de ser el centro de atracción y en esto, los cirujanos han sabido aprovechar el boom que la silicona ha logrado.
No niego que muchas tetas logran verse muy bien, redondas, colocadas en el sitio o el lugar en el que supuestamente, por normativa estética, deben ir. Sin embargo mi preocupación es que realmente no estamos viendo la forma que un seno debe tener. Estamos viendo la forma que un globo de silicón le da al seno de la chica operada.
Ya no basta el sostén con una goma espuma voluminosa que levanta la autoestima hasta el sitio que le hace creer a la fémina que es el sitio en que los hombres voltean a verla. Ya las mujeres se desligaron de ese artefacto que provocó más de una decepción para el hombre que logró quitar ese sostén y se consiguió con que el seno que vio levantado, pues estaba en el lugar donde realmente se encuentra, dependiendo de la edad o del uso que le haya dado su dueña.
He escuchado muchas razones que buscan desprestigiar el primer elemento o motivación que lleva a las mujeres a colocarse sus implantes que no es otro que el autoestima. He escuchado: "operándome ya no uso ese fastidioso sostén"; "Me las voy a hacer para ti mi vida"; No me gustan como me quedaron luego de que di a luz"; "no me siento bien con estos dos limoncitos". Por supuesto que también he escuchado a muchos hombres que no permiten que sus novias se las hagan, pero cómo se bucean a una que ya se las hizo.
He visto que el silicón provoca un síntoma muy particular en muchas mujeres: todas las amigas de una mujer operada, TIENE LAS TETAS HECHAS TAMBIÉN. Es impresionante. La amiga, que a lo mejor no cuenta con el dinero para hacérselas o que tal vez si se siente bien consigo mismo, muchas veces queda como relegada del grupo, entonces se crea como una especie de código de hermandad entre las mujeres con siliconas. Este asunto me hace recordar muchísimo a un capítulo de Seinfeld donde bromeaba acerca de los calvos y le preguntaba a George si entre los calvos existía esa hermandad como quién pertenece a una congregación.
Otro asunto llamativo es: mujer con senos operados es sinónimo de cambio de su guardarropa. Su ropa tiene increíblemente menos ropa. Sus camisas tienden a abotonarse un botón menos, sus franelas tienden a a ser más pegadas al cuerpo, su contoneo tiende a ser más sexy. Es increíble el cambio de mentalidad que dos pedazos de silicón producen en la mujer.
Es impresionante también cómo a costa de su salud (por las posibles complicaciones sanitarias que un cuerpo extraño que se introduce en el cuerpo de alguien con miras a ser permanente puede producir), se genere esta euforia plástica.
Razón tiene ese actor que ahora hace monólogos considerar inmoral a una mujer operada que nos pida que seamos sinceros. Cómo podemos ser sinceros con alguien que engaña a todos haciendo creer que sus tetas son "normales"?
Respeto mucho a las mujeres que se operan, sin embargo me resulta llamativo un pequeño asunto: Muchas de las supermodelos o de las chicas más sexys del mundo, no tienen los senos operados.
Por último, siempre me salta la siguiente interrogante: realmente, unas tetas operadas, saben a plástico?
