miércoles, 12 de octubre de 2011

Las Distancias

El ser humano, en definitiva, es un ser gracioso per se, además es muy simple pero a la vez complicado, sonso y por sobre todas las cosas, muy básico.
Un ejemplo de ello es su necesidad de rodearse siempre de gente pero siempre buscando su necesidad de disfrutar la paz de estar consigo mismo (a pesar que hay muchos que ni estando consigo mismo están en buena compañía).
Antropológicamente hablando, se han determinado que existen básicamente 4 tipos de distancias que el ser humano inconscientemente se crea.
La primera es la Distancia Íntima. Este es el tipo de distancia que uno guarda para con sus amigos o parejas. Normalmente va  de 0 cm para el caso de la pareja o amante y se extiende hasta un máximo de 15 o 20 centímetros para los amigos más cercanos. Luego tenemos la Distancia social. Este es el tipo de distancia que va de los 30 Centímetros hasta 1,6 metros aproximadamente y es la que reservamos para personas poco conocidas o no, por ejemplo la distancia que reservamos para con un vendedor de una tienda. Por último tenemos la distancia pública, que es la que reservamos para el resto de las personas o la que reservamos cuando damos una charla o conferencia.
Hay excepciones a estas distancias como lo es el caso de los ascensores, metro, busetas o sencillamente la que puedes conservar cuando caminas por una de las calles con buhoneros que orgullosamente muestra Venezuela.
Estas distancias o espacios son conformadas por esa especie de burbuja que nos atrevemos invadir cuando tenemos intenciones hostiles, amigables o sencillamente con el objeto de aparearnos, así sea sólo por placer.
Pero hay un tipo de distancia muy particular y es la distancia que te pide tu pareja cuando la relación se ha hecho más profunda. Tan profunda que no dejas de hacer cosas si no estás con tu pareja al lado y por supuesto, no dejas que tu pareja tampoco haga algo sin ti.
Si no se tiene la suficiente madurez, este agobio puede resultar realmente un problema.
Sin embargo, el hecho que nuestra pareja nos pida distancia, no debe ser objeto de preocupación, angustia o llanto por el temor de perder a la persona que creemos que estamos amando. Si pidió distancia, es porque o eres un pesado o tu compañía disgusta un poco.
Así que cuando suceda esta circunstancia, no debemos ahogarnos en ese sentimiento de desgarro al corazón. Hoy en día tenemos a nuestro alcance a cualquier hora, en cualquier momento y por cualquier medio, de toda una gama de distracciones que van a ayudar a olvidarnos de ese pequeño trago amargo y hacer que la tortilla se voltee a nuestro favor, ya que no vamos a ser nosotros quiénes vamos a tener el sentimiento de que alguien se nos aleja, sino que ese alguien que nos pidió distancia va a sentir que somos nosotros quienes nos alejamos. 
Dado que la relación realmente no ha terminado, no significa que podemos ir de rueda libre a montarle cachos porque nos da la gana. Eso no. Sino que sencillamente hay desahogos para esos momentos en que has pasado a segundo plano por parte de tu pareja.
Aquí les doy varias recomendaciones onanistas en principio que sólo van a servir cuando ya han agotado los medios para convencer a la pareja que alejarse no es la solución:
1) Darle tu pin a la persona que te atrae: Hoy en día en Venezuela, quién no tiene un Blackberry que sólo usa para hablar por pin? Dado que es una nueva forma de interacción, pueden surgir ideas muy excitantes y provocadoras representadas en retos que le vas proponiendo a tu interlocutor o interlocutora para ver hasta dónde somos capaces de llegar. Es una especie de sexo cibernético que no moja pero empapa lo suficiente. Tan sólo vean hasta dónde son capaces de llegar. Placer culpable, una forma de adulterio irreal pero que puede llegar a convertirse en real. Muy peligroso si no se hace con su verdadera pareja.
2) Visitar los cafés y restaurantes que te pidió ir pero que por un motivo u otro no lo habían hecho: La cara que pone es teatral, digna de cualquier Emmy por actuación dramática.
3) Volver a agregar en tu Facebook o volver a seguir en el Twitter a tu antigua pareja: La arrechera no será normal. En este campo incluye videos en Youtube de las rumbas a las que vas ahora, conciertos, etc.
4) No atenderle el teléfono dos de las 3 veces seguidas que te llaman o no llamarla la cantidad de veces que lo hacías: El peo que te van a formar cuando atiendas será grande pero tal vez su voz será de preocupación. No caigas en esa trampa.
5) Dejar de avisarle cuando llegas a tu casa si no vives con ella: Los primeros 3 días, actúa como de costumbre. Al cuarto día deja de hacerlo y avisa sólo una o dos veces por semana.
Por último, convéncete que quién te pide distancia no te soporta. De qué vale una relación que al primer o segundo aviso de ahogo, te pide alejarse? Y con esto, no me refiero a problemas de índole patológico, que, vamos a estar claros, existen y muchos.
SalU2

El Pueblo Chavista

Este es otro artículo de mi pana @Juance_Gomez. Esta vez analiza lo que el llama El Pueblo Chavista. Sería interesante ver la posición de un Chavista ante este artículo. Hay alguno?
SalU2.


"EL PUEBLO CHAVISTA
Conversando con Fernando Nuñez Noda días atrás vía twitter (@nuneznoda), mencionó un concepto absoluta e innegablemente cierto dentro de la vida del país: “El Pueblo Chavista”. El Pueblo Chavista es, ése conglomerado humano que se identifica con el Presidente Chávez más allá de lo que términos como la “Intencionalidad de Voto” u otros de corte mercadotécnico puedan servir para definir y clasificar a un grupo social. El Pueblo Chavista es mucho más que eso.
El Pueblo Chavista está conformado por cientos, miles y cientos de miles de venezolanos, en todo el territorio del país, que sostienen un lazo afectivo con Hugo Chávez. Su conexión con el líder es similar a aquella que se tiene con un gran Pater Familias, un protector y por qué no, un miembro de nuestra familia, tan cercano como un hijo. Comentábamos esta figura en el artículo “Si, mi Taita” (www.infociudadano.com) porque la dinámica de la relación Gobernados – Gobernantes se ha basado, a través de los años, en un lazo más emocional que político. El Pueblo Chavista entiende y concibe a su líder con la pasión y no con la razón, y desde este punto de mira, el subjetivismo imbuido en esta relación es tan fuerte que impide la permeabilidad de comentarios negativos hacia el líder mismo, rechazándolos y argumentando en muchas ocasiones, de manera violenta. Así como la madre del hampón que sabe que su hijo hace el mal pero no lo reconocerá jamás de forma abierta, el Pueblo Chavista obvia los desatinos de su paladín, justificando sus desaciertos de cualquier manera posible y más aún, creyendo como ciertas estas justificaciones. Este fenómeno es netamente humano, netamente intrínseco a la “afectividad” de las personas, y llevarlo al plano colectivo nos deja las mismas consecuencias.
Hugo Chávez es, para su Pueblo, “uno de ellos”, alguien que logró remontar la empinada cuesta del poder a punta de lucha y esfuerzos –desde su punto de vista, bueno o malo pero cierto para ese Pueblo. Esto queda demostrado cuando vemos la cuña política recientemente puesta al aire acerca de los días en los cuales el Presidente estuvo recibiendo Quimioterapia en el Hospital Militar de Caracas. Entre pasajes se proyectan personas que decían frases como “Te quiero mucho, mi amor!” o “Pa´lante Comandante, lo queremos mucho!”. Estas manifestaciones de cariño, han sido desdeñadas por los opositores a Chávez como “actores pagados” o “fanáticos del régimen”, pero cabe preguntarnos: ¿Realmente somos tan ingenuos para pensar esto y obviar el nexo afectivo?
Los venezolanos (y los latinoamericanos en la misma onda), somos afectos a adorar hombres y mujeres a través de nuestra historia. La pareja Perón en Argentina, Martín Torrijos en Panamá y Lázaro Cárdenas del Río en México son sólo ejemplos de esa relación afectiva de la que hablamos supra. Estos fenómenos sociales tienen en común el particular elemento de suplantación de los roles de uno de los sujetos activos de la relación Gobernante - Gobernados: El “Ciudadano Político” no existe y es suplantado por el “Ciudadano Emocional”. Esto significa que las expectativas -y el juicio- acerca de los logros y el cumplimiento de las funciones de aquel que fue electo pasan a segundo plano porque se imponen los afectos, enturbiando la percepción de los hechos. Perdonamos más a alguien que queremos que a alguien que trabaja para nosotros. En la
relación del Gobernado con el Ciudadano Político sucede lo contrario: Exigimos que los resultados de la gestión de Gobierno del Gobernante sean satisfactorios a nuestras necesidades porque concebimos al Gobernante como un empleado nuestro, alguien que tiene la misión de ejecutar un mandato otorgado por nosotros y no preponderan en el Ciudadano Político aspectos personales como el afecto, la idolatría o la conexión familiar.
El Pueblo Chavista está conformado por el Ciudadano Emocional. Chávez sabe esto y cual pastor de programa religioso arenga a su rebaño con argumentos que van directo a la espiritualidad de la gente y no a su madurez política, la cual reconoce como escasa. Cuando Chávez invoca figuras importantes para el Pueblo Chavista lo hace apuntando a aspectos íntimos de la vida tales como la religión, la música, el folclore y aquellos otros aspectos que identifican sujetos en común, y esto produce un efecto de empatía difícil de apartar de la psique colectiva. A más cantar en Cadena Nacional, más su Pueblo reconoce el mensaje directo a ellos, a los del barrio, a los del campo, no a los de los apartamentos y los de las quintas. Chávez surca el territorio humano con un arado claramente definido: “Soy del Pueblo, pero del Pueblo de abajo, del que ha sufrido”.
Este fenómeno es relativamente nuevo en nuestra historia presidencial. Salvo las escaramuzas populistas de Luis Herrera Campíns con Carlota Flores y Aleidy Josefina, pocas veces hemos visto este fervor cuasi religioso de un conglomerado con su líder. ¿Habíamos visto alguna vez, a un señor colocándose tamaña cruz en la espalda y peregrinando por la salud de alguno de nuestros presidentes pasados? Los acercamientos con el pueblo que podamos recordar por haberlos practicado nosotros mismos, no pasaron de la colocación de un afiche de Jaime Lusinchi en el balcón de nuestro apartamento o de las calcomanías de Rafael Caldera y la extinta “Convergencia” en épocas pre-electorales. No se veían imágenes gigantes que evocaban manifestaciones casi pías, al estilo de la mejor fiesta patronal del calendario religioso.
Nuestra percepción opositora está basada en la postura del “Ciudadano Político” y estos comportamientos, pasiones y rasgadura de vestiduras nos lucen chocantes, melodramáticos y francamente, exagerados. Sin embargo, no dejan de ser fenómenos reales, ciertos y sagrados para otro segmento de la población, el Pueblo Chavista. El enorme reto que se le plantea por delante a los precandidatos opositores a Chávez en la cimentación del “Pueblo Opositor” vinculándolo más a su papel de “Ciudadano Político” como primera misión, y en segundo término, a una suerte de “Evangelización Política” del pueblo que elige a sus gobernantes más con el corazón que con la cabeza. Parte de esa evangelización debe ser dirigida a desenconar los afectos del Pueblo Chavista con su líder, los cuales hoy en día, a pesar de la cadena indetenible de errores del Gobierno, siguen cobrando más fuerza a raíz de lo que muchos llaman la “Misión Lástima”.
Chávez frente a su propia adversidad humana apela una vez más a las fibras más agudas del tejido de su pueblo y les pide que oren por él, que lo acompañen en su enfermedad. El Pueblo Chavista, estimulado emocionalmente una vez más, le dice en cámara: “Te quiero mucho, mi amor…que Dios te bendiga!”

lunes, 10 de octubre de 2011

Si, mi Taita

Este es un artículo escrito por un amigo mío y que considero prudente compartirlo con ustedes. Persona sabia, crítico de las injusticias y del fervor sin sentido de masas en la que ha caído el venezolano ya desde hace un tiempo. Juan Carlos Gómez (@Juance_Gomez) no creo que descanse hasta ver que el venezolano abra los ojos y comience a exigir respuestas más que conformismos.
SalU2

“Si, mi Taita”

“Venezuela era una isla desierta y yo me la conseguí”. Esta frase, atribuida al General Juan V. Gómez, bien podría resumir la historia venezolana de los últimos 200 años. Somos un pueblo que, a falta de conciencia propia, conocimiento de sí mismo y convicción de su identidad, ha requerido siempre acurrucarse bajo un “taita” llámese éste Páez, Blanco, Castro, Gómez, Pérez o Chávez. Una especie de Ho Chi Minh criollo.

El pueblo venezolano (y el latinoamericano a los mismos efectos), necesita de un patriarca, de un paladín, de un líder que logra convertirse en un gurú espiritual al que se le profesa un fervor casi sectario. Si bien se admite que todo grupo social requiere para organizarse y regirse de los lineamientos de un jerarca, no es menos cierto que otras culturas entienden que ese guía, ese llamado a determinar los destinos cumple con un mandato otorgado a él por el grupo mismo. En nuestros pueblos (por flojera o ignorancia), descargamos toda la responsabilidad de las decisiones de dirección al gobierno como ente abstracto, y a falta de éste, al mandatario de turno, divorciándonos de nuestro deber como ciudadanos pedidores de cuentas y circunscribiéndonos a ser pedidores de casas, becas y subsidios.

Esta práctica de dejar que el Gobierno nos resuelva la vida nos ha convertido en limosneros de oficio. No esperamos que los gobernantes cumplan con la gestión para la cual los elegimos, sino que nos conformamos con esperar que no nos hagan daño, que nos quieran. En un survey televisivo en los años del segundo gobierno de Rafael Caldera, cierto entrevistado en la calle, al ser preguntado por la gestión del presidente comentaba “que al menos el Dr. Caldera no nos roba”, con lo cual dejaba reflejada la expectativa del “pueblo” como gobernado: Si no vas a hacer tu trabajo como Gobierno, por lo menos no me robes.

Esta posición denota una tremenda inmadurez política de parte de los electores y un desconocimiento absoluto de su rol dentro de la dinámica de la relación Gobierno –

gobernados. El colectivo elector posee una serie de derechos frente a aquellos que elige (elección como tema clave aquí) pero debe entender estos derechos, y en el caso de Venezuela este silogismo parece no cumplirse, porque el elector mismo no entiende o no sabe entender ni asumir su posición dentro del juego de la democracia.

¿Cuáles son, entonces, estos derechos? El elector primero que todo debe entender que el poder es suyo para cambiar aquello con lo cual no está de acuerdo. Pero nos vamos aún más allá y nos preguntamos: ¿sabe esto el elector? Cuando observamos los noticieros nacionales no pasa un día en que alguien, humilde o acomodado, educado o marginal, le “pida” al Presidente que se avoque a resolver personalmente cualquier tema (desde una huelga de reos en un penal hasta la construcción de un módulo policial) siempre la constante es la misma: “Señor Presidente, le pedimos”. ¿Cuándo comenzará nuestro pueblo a “exigir” en vez de “pedir”?

Esa es la posición del sumiso, la de pedir. Pedimos favores cuando deberíamos exigir cumplimientos. El electorado en pleno debe entender que no nos hacen favores los que elegimos en algún momento y parte de la responsabilidad de esto es de nosotros mismos. Nuestra actitud de “pedigüeños” solamente abona el camino del abuso, de la desidia y de la posterior opresión. Mientras no exista una psique colectiva que coincida en aquello que debe esperar; que eleve la barra de las expectativas a sus gobernantes; que no se deje encantar por las flautas verborreicas de mítines en avenidas cerradas; que evalúe con seriedad y objetividad las promesas y los planes de gobierno de los diferentes candidatos y finalmente, que elija más a un empleado y no a un “Taita”, seguiremos sin ver cambios sustanciales en nuestra sociedad.

Juan Carlos Gómez R.

domingo, 9 de octubre de 2011

Submundos

Actualmente en Venezuela, hay un submundo cultural donde el slogan del gobierno "Lo extraordinario se hace cotidiano", se lo tomaron literalmente y todos los abusos nos lo hicieron cotidiano. Es por ello que ahora vemos muchos personajes haciendo lo que los ha venido caracterizando y lo único que escuchamos del resto de la gente es "qué vas a hacer?", "ellos son así", "Dios te libre de meterte en un lío con ellos", y excusas por el estilo. Vamos a ver de quiénes se tratan:

1) Los motorizados.

Ustedes van a decir que la tengo agarrada con los llamados monorizados, perdón, motorizados. El 90% de los motorizados son seres que lo único que los diferencia de los protozoos y los convierte en humanos es que usan pulgares. Ahora resulta que han dictado un reglamento que va a regular su forma de manejar. Yo quiero ver cómo van a lograr esto. Para empezar, no hay la suficiente cantidad de funcionarios de tránsito para velar por el cumplimiento de esta normativa. Otra ley con letra muerta.

Sin embargo, a pesar de este reglamento, algunos evidentemente son subnormales que, aparte de comer, se dedican a:

a) Manejar entre los vehículos y dañar retrovisores, crear caos, violar normas, entre otras: Ellos se dedican a crear la confusión diaria que todo conductor venezolano sufre cada vez que sale con su vehículo. Se dedican en primer término a causar terror. Esto lo lograron hace mucho tiempo ya que si estás parado de primero en un semáforo, todo conductor venezolano ruega porque no se le pare ninguno al lado. A veces es raro que se paren ya que ellos creen que ese rayado que existe en toda esquina (en las que se pueda visualizar cuando no se ha borrado), es el sitio de espera de cambio del semáforo de las motos. A veces se llena tanto de motos que quedan al lado de cualquier conductor que esté esperando que cambie la luz. Este conductor no le queda otra que rezar y esconder sus pertenencias. Hay conductores más osados que han preferido llevar en el carro una doble cartera o dos celulares (una con sus pertenencias reales que guardan en la maleta y otra ficticia que es la que pueden mostrar para darle algo a la mano al motorizado que los vaya a robar, de manera que el motorizado no se vaya con las manos vacías).

b) La cofradía o hermandad de los motorizados: Una vez que compran o roban su moto, se firma una membresía inexistente pero conocida por todos, como una especie de lazo o de compromiso: Un motorizado nunca está solo. Dios nos libre de chocar o ser chocados por un motorizado. Aparte que ya debes darte por perdido del choque, te van a rodear todos aquellos motorizados que pasen por el sitio o que hayan sido llamados por los demás para rodearte, apabullarte, amenazarte y que además le pagues el choque o la caja de cerveza al resto que está cuidando al pobre subnormal que maneja esa moto. Nunca debes darle tus datos y decirle "ve a este taller, dile que vas de mi parte y ahí te arreglan la moto, cualquier cosa me llamas". Si llegas a hacer eso, vas a tener que pagarle la moto mensualmente.

c) Los Moto Taxis. No se por qué los moto taxis juran que tienen un carro último con aire acondicionado para cobrar como si efectivamente te llevaran en un vehículo de esos. La Justificación de los precios altos? Vas a llegar más temprano de lo que te llevaría llegar en un carro. El único requisito de ser mototaxista es ser malandro y tener dos cascos. Muchos de ellos aprovechan la carrera para cometer sus fechorías. He visto a más de un motorizado robar a un vehículo en cola mientras llevan a su cliente en la parrilla. Y tienen el descaro de cobrarle la carrera, claro está, le cobra su trabajo.

2) Los Autobuseros.

Para ser autobusero, aparte de los requisitos legales que en Venezuela no resultan tan importantes, se requiere tener una capacidad intelectual similar a la de los motorizados pero con intención de estar bajo techo y de llevar más pasajeros a sus cuestas. Del resto, todo es más fácil.

a) El Busetero caliche: Este es el tipo de conductor que coloca música alta especialmente aquellas relacionadas con el mundo bailable, especialmente del género cumbia y sus similares o salsa en cualquiera de sus versiones y épocas. Estos son los conductores que tienen la camioneta llena de calcomanías, usualmente con una grande pegada atrás agradeciendo a algún santo o a sus padres por haber logrado el sueño de ser busetero.

b) El Contaminante: Este tipo lo llamo así sólo desde mi punto de vista. Este es el camionetero que tiene por buseta a una unidad que bota desde humo blanco hasta el humo más negro y contaminante. A ellos no les gusta que se les llame así porque ellos consideran que ese humo que botan es la descompresión que necesita la buseta para poder rodar.

c) El Simpático de la Corneta graciosa o más ruidosa: Este es el tipo de conductor que su único sueño y satisfacción es salir con su unidad, lograr hacer cuanta cola sea necesaria, pararse en cualquier lugar y tocar su corneta cuál llamado a la guerra, como si él no fuera el causante del tráfico que ocasiona. Esta satisfacción puede multiplicarse al triple si él no fue el causante de la cola y necesita indicarle al que la produce que se mueva.

Estas condiciones pueden estar presentes en un solo tipo de camionetero. Muchos de ellos requieren de ayudantes (los que gritan desde las paradas para donde van, los que necesitan pasar por un punto de control para que anoten su presencia y con gestionar el tráfico, los que recogen pasajero fuera de paradas, entre otros especímenes).

3) Los personajes de un Gimnasio:

En este centro de entrenamiento y, en principio, de bienestar de salud, se acumulan diversos personajes que de cierta manera traspasan las burbujas personales que cada quién adopta para alejarse un poco de los extraños que nos rodean. Aquí conseguimos:

a) El instructor toquetón: Este es el típico tipo que a punta de trabajar en un gimnasio y de haber hecho algún que otro curso de nutrición y salud, ya lo faculta para ser una especie de guía o Dios del entrenamiento. Es el que ha ejercitado sus músculos de tal manera que se diferencia de los enclenques que comienzan un gimnasio. Dependiendo del tipo de instructor, va a intentar tocar con la excusa de ayudar en el ejercicio al usuario que acuda al mismo y que sea inexperto en el tema de las pesas y máquinas multiuso. De los usuarios depende hasta donde va a llegar el toqueteo del instructor que siempre va a buscar de llegar más allá.

b) La dueña del Gimnasio: Normalmente, cuando se abre un gimnasio, fue porque el marido de una caraja cansada de no hacer nada en su casa, le monta un gimnasio, o viceversa, si el tipo es el mantenido. En estos casos, el matrimonio dura no más de 5 meses a un año contados a partir de la apertura del mismo, ya que éste es el tiempo necesario que el instructor necesita para enseñarle sus técnicas a la dueña y ésta entusiasmarse con el instructor.

c) La buenota o buenote usuaria del Gimnasio: Este es el tipo de mujer u hombre que a punta de ejercicio se han convertido en objeto de imitación por poseer cuerpos envidiables. Se creen dueños del gimnasio por haber logrado que la gente los tome como modelos para decirle al instructor que quieren tener un cuerpo así. Normalmente este es el tipo de mujer u hombre que su matrimonio o relación terminó por haber coqueteado o haber sido objeto de coqueteo correspondido con otra persona.

d) El gay del gimnasio: Este es el tipo de persona al que llaman cazador. Normalmente es un tipo o tipa que anda en la búsqueda de personas menores que ellos, que no sean duchos en las artes del gimnasio, buscan una excusa para lograr una conversación, ayudarlos a levantar las pesas, pasarles la toalla en el baño, hablar de esteroides y tocar los músculos recién entrenados, de ahí le pide entrenar juntos, para posteriormente tratar de seducirlos.

Estos son sólo algunos de los personajes que diariamente traspasan nuestra esfera de acción y perturban de cierta manera nuestra paz mental y nuestras ganas de convivencia pacífica en sociedad.