miércoles, 12 de octubre de 2011

El Pueblo Chavista

Este es otro artículo de mi pana @Juance_Gomez. Esta vez analiza lo que el llama El Pueblo Chavista. Sería interesante ver la posición de un Chavista ante este artículo. Hay alguno?
SalU2.


"EL PUEBLO CHAVISTA
Conversando con Fernando Nuñez Noda días atrás vía twitter (@nuneznoda), mencionó un concepto absoluta e innegablemente cierto dentro de la vida del país: “El Pueblo Chavista”. El Pueblo Chavista es, ése conglomerado humano que se identifica con el Presidente Chávez más allá de lo que términos como la “Intencionalidad de Voto” u otros de corte mercadotécnico puedan servir para definir y clasificar a un grupo social. El Pueblo Chavista es mucho más que eso.
El Pueblo Chavista está conformado por cientos, miles y cientos de miles de venezolanos, en todo el territorio del país, que sostienen un lazo afectivo con Hugo Chávez. Su conexión con el líder es similar a aquella que se tiene con un gran Pater Familias, un protector y por qué no, un miembro de nuestra familia, tan cercano como un hijo. Comentábamos esta figura en el artículo “Si, mi Taita” (www.infociudadano.com) porque la dinámica de la relación Gobernados – Gobernantes se ha basado, a través de los años, en un lazo más emocional que político. El Pueblo Chavista entiende y concibe a su líder con la pasión y no con la razón, y desde este punto de mira, el subjetivismo imbuido en esta relación es tan fuerte que impide la permeabilidad de comentarios negativos hacia el líder mismo, rechazándolos y argumentando en muchas ocasiones, de manera violenta. Así como la madre del hampón que sabe que su hijo hace el mal pero no lo reconocerá jamás de forma abierta, el Pueblo Chavista obvia los desatinos de su paladín, justificando sus desaciertos de cualquier manera posible y más aún, creyendo como ciertas estas justificaciones. Este fenómeno es netamente humano, netamente intrínseco a la “afectividad” de las personas, y llevarlo al plano colectivo nos deja las mismas consecuencias.
Hugo Chávez es, para su Pueblo, “uno de ellos”, alguien que logró remontar la empinada cuesta del poder a punta de lucha y esfuerzos –desde su punto de vista, bueno o malo pero cierto para ese Pueblo. Esto queda demostrado cuando vemos la cuña política recientemente puesta al aire acerca de los días en los cuales el Presidente estuvo recibiendo Quimioterapia en el Hospital Militar de Caracas. Entre pasajes se proyectan personas que decían frases como “Te quiero mucho, mi amor!” o “Pa´lante Comandante, lo queremos mucho!”. Estas manifestaciones de cariño, han sido desdeñadas por los opositores a Chávez como “actores pagados” o “fanáticos del régimen”, pero cabe preguntarnos: ¿Realmente somos tan ingenuos para pensar esto y obviar el nexo afectivo?
Los venezolanos (y los latinoamericanos en la misma onda), somos afectos a adorar hombres y mujeres a través de nuestra historia. La pareja Perón en Argentina, Martín Torrijos en Panamá y Lázaro Cárdenas del Río en México son sólo ejemplos de esa relación afectiva de la que hablamos supra. Estos fenómenos sociales tienen en común el particular elemento de suplantación de los roles de uno de los sujetos activos de la relación Gobernante - Gobernados: El “Ciudadano Político” no existe y es suplantado por el “Ciudadano Emocional”. Esto significa que las expectativas -y el juicio- acerca de los logros y el cumplimiento de las funciones de aquel que fue electo pasan a segundo plano porque se imponen los afectos, enturbiando la percepción de los hechos. Perdonamos más a alguien que queremos que a alguien que trabaja para nosotros. En la
relación del Gobernado con el Ciudadano Político sucede lo contrario: Exigimos que los resultados de la gestión de Gobierno del Gobernante sean satisfactorios a nuestras necesidades porque concebimos al Gobernante como un empleado nuestro, alguien que tiene la misión de ejecutar un mandato otorgado por nosotros y no preponderan en el Ciudadano Político aspectos personales como el afecto, la idolatría o la conexión familiar.
El Pueblo Chavista está conformado por el Ciudadano Emocional. Chávez sabe esto y cual pastor de programa religioso arenga a su rebaño con argumentos que van directo a la espiritualidad de la gente y no a su madurez política, la cual reconoce como escasa. Cuando Chávez invoca figuras importantes para el Pueblo Chavista lo hace apuntando a aspectos íntimos de la vida tales como la religión, la música, el folclore y aquellos otros aspectos que identifican sujetos en común, y esto produce un efecto de empatía difícil de apartar de la psique colectiva. A más cantar en Cadena Nacional, más su Pueblo reconoce el mensaje directo a ellos, a los del barrio, a los del campo, no a los de los apartamentos y los de las quintas. Chávez surca el territorio humano con un arado claramente definido: “Soy del Pueblo, pero del Pueblo de abajo, del que ha sufrido”.
Este fenómeno es relativamente nuevo en nuestra historia presidencial. Salvo las escaramuzas populistas de Luis Herrera Campíns con Carlota Flores y Aleidy Josefina, pocas veces hemos visto este fervor cuasi religioso de un conglomerado con su líder. ¿Habíamos visto alguna vez, a un señor colocándose tamaña cruz en la espalda y peregrinando por la salud de alguno de nuestros presidentes pasados? Los acercamientos con el pueblo que podamos recordar por haberlos practicado nosotros mismos, no pasaron de la colocación de un afiche de Jaime Lusinchi en el balcón de nuestro apartamento o de las calcomanías de Rafael Caldera y la extinta “Convergencia” en épocas pre-electorales. No se veían imágenes gigantes que evocaban manifestaciones casi pías, al estilo de la mejor fiesta patronal del calendario religioso.
Nuestra percepción opositora está basada en la postura del “Ciudadano Político” y estos comportamientos, pasiones y rasgadura de vestiduras nos lucen chocantes, melodramáticos y francamente, exagerados. Sin embargo, no dejan de ser fenómenos reales, ciertos y sagrados para otro segmento de la población, el Pueblo Chavista. El enorme reto que se le plantea por delante a los precandidatos opositores a Chávez en la cimentación del “Pueblo Opositor” vinculándolo más a su papel de “Ciudadano Político” como primera misión, y en segundo término, a una suerte de “Evangelización Política” del pueblo que elige a sus gobernantes más con el corazón que con la cabeza. Parte de esa evangelización debe ser dirigida a desenconar los afectos del Pueblo Chavista con su líder, los cuales hoy en día, a pesar de la cadena indetenible de errores del Gobierno, siguen cobrando más fuerza a raíz de lo que muchos llaman la “Misión Lástima”.
Chávez frente a su propia adversidad humana apela una vez más a las fibras más agudas del tejido de su pueblo y les pide que oren por él, que lo acompañen en su enfermedad. El Pueblo Chavista, estimulado emocionalmente una vez más, le dice en cámara: “Te quiero mucho, mi amor…que Dios te bendiga!”

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