miércoles, 23 de febrero de 2011

Orgullo

Tengo mucho qué decir y contar acerca de estas dos personas que representan todo lo que he logrado en mi vida. Quisiera contar acerca de sus enseñanzas, acerca de sus regaños, acerca de las peleas, decepciones y rabias que por necios a veces hemos tenido.

Por una parte mi Padre, amigo, hermano, socio y compañero Chicho o Papi, como siempre nos has escuchado llamarte. Contigo he aprendido a ver la vida desde un punto de vista crítico. A verla muchas veces con pesimismo (partiendo siempre desde el punto de vista del concepto que un optimista es un pesimista mal informado). De verdad que lamento haberte decepcionado muchas veces. Siempre quisiste hembra como primer hijo. Ahí te di mi primera decepción, pero te confieso, la única responsabilidad que tengo de ello es haber sido el espermatozoide más rápido. Luego de haberte enterado que nací hombre, quisiste que llegase a ser un futbolista profesional. Otra decepción. De verdad lo intenté muchísimo. Prueba de ello fueron las distintas medallas que obtuve en el liceo en futbolito y fútbol, sin embargo, también me declaro inocente. Fue mi paso por la universidad la que truncó mi carrera futbolística. Los entrenamientos eran al mediodía y como bien sabes, los días de semana trabajaba contigo en la granja y ahí me enseñaste que sólo trabajando honestamente es que podemos conseguir el dinero para el sustento. Muchos, hoy día, pensarán que este es el tipo de pensamiento retrógrado, propio de quién sufrió los avatares de la guerra ya que muchos han conseguido el dinero por vías no muy honestas que se digan. Luego te di otra decepción que luego supe remediarla. Me decidí a estudiar economía. Una carrera que nunca viste muy bien porque siempre iba a depender de un jefe, siempre iba a estar atado a una relación de dependencia cuando la libertad financiera para ti siempre ha sido la de tener uno mismo su propio negocio, así que fue por ello que trataste de inculcarme la idea de ser abogado, una carrera que podía mezclar entre los negocios y la abogacía. Alerté tu atención cuando comencé a estudiar filosofía, pero te tranquilizaste cuando supiste que sólo era utilizada por mí como trampolín hacia el derecho. A partir de allí no te quedó otra que conformarte con mi afición a los libros, a la música y por sobre muchas cosas, al cine, siendo estás dos últimas artes tus hobbies preferidos, sin contar los caballos y el fútbol.

Debo agradecerte muchísimo por haber permitido que desarrollara parte de lo que quería y por haberme hecho un hombre de bien, que cree en la honestidad y en el trabajo como forma de vida. Sé que a veces fuiste y eres muy seco, no sólo conmigo sino con mis hermanas y mi mamá, pero esto sólo sé que lo haces para representar tu papel de jefe de familia que siempre lo has interpretado a la perfección y que siempre lo serás. No me queda otra cosa que decirte que siempre serás mi ideal de padre, mi ideal de vida aunque a veces no comparta tu modo de tratar. Y lo sabes. Aún hoy y tal vez a veces, me daba pena comentarte algo de mis aventuras sexuales, algo que me ocurría con alguna mujer, pero de alguna manera lograba que me contestaras a determinado asunto. Te debo las gracias por enseñarme a comprender que los hombres también lloran cuando te vi llorando por tu hermana Sara cuando murió. Cuando vendiste un terreno que te había dejado mi abuelo y del cual valió una disputa con tu hermano. Cuando, aunque esto no se crea, murió Bloody. Entiendo y comprendo tu desesperación hoy día cuando ves que las cosas no salen como uno quiere, pero tenemos que tener claro que a todos les llega el golpe de suerte en algún momento y sé que nos va a llegar. Sólo lo sé. Tu eres la razón de mi dureza, tu eres la razón de por qué Audie Murphy, Gene Autry, Roy Roger, Red Ryder, Caruso, Beniamino Gigli, Giuseppe Di Stefano, Celentano, Morandi Giorgio Consolini, Marlos Brando, Fellini, Marcello Mastroianni, Sophia Loren, Claudia Cardinale, Claudio Villa, Totó, pelé, Bettega, Conti, Dino Zoff, Di Stefano, Rivera, Eusebio, el Milán, los Tiburones de La Guaira, Vittorio Gassman, Il Padrino, El Campeón, Sandra Queen, Reina Negra, el Hipódromo, Valencia, las obras del metro, Turagua, El Mahomo y todo aquello que quisiste, viva en mi y del cual me siento orgulloso.

Por otro lado, mi Madre, amiga, hermana, compañera y por sobre todo, la mujer de mi vida, Rita o Mami como siempre te hemos llamado. A ti debo agradecerte muchísimo por haberme hecho un hombre de sacrificios. Por haberme hecho entender el sentido de autoridad, por haberme hecho entender el sentido de la obediencia ante quién la merece. Sé que a veces he criticado mucho tu manía al cigarro, tu manía a la angustia, a estar siempre esperando, algo, pero siempre esperando. Sabes que todavía bromeo, aunque no dejo de creer que si para aquél día de 1982 habría estado vigente la LOPNA, hoy estarías saliendo de prisión por haberme dado aquel zapatazo en mi rodilla del cual, hasta hace sólo unos meses, se me acababa de ir la marca que se me hizo en la rodilla, jejejeje, por no haber ido contigo a Palermo a comprarnos ropa. Tal vez no entendías mi angustia, pero mi papá quería un futbolista en su familia y para ese día tenía un partido muy importante con unos amigos improvisados que conocí en Italia y no quería decepcionarlo. Te debo las gracias por hacerme dedicado, un motolo como me llama Sandra. Te debo las gracias por enseñarme a respetar y hacerme entender lo que significa la palabra Mujer. A veces, nosotros sufríamos mucho cuando veíamos cuando discutías con mi padre y para que no nos diéramos cuenta, tapabas tu sufrimiento con un simple llanto diciéndonos que no pasaba nada. Me duele muchísimo cuando aún te veo llorando por tus padres, pero sé que es un dolor que nadie te podrá quitar nunca. Me enseñaste a separar lo bueno de lo malo, a ser selectivo con las cosas que nos presenta la vida. Me enseñaste que las drogas no sólo te destruyen sino que te desprestigian y que al final pueden dejar sola a la gente. Me enseñaste a rezar, a pedirle a Dios cuando uno siente que desvanecen las fuerzas. Me enseñaste con los golpes que recibiste de llevar adelante una relación matrimonial que hoy tiene 39 años, que las mujeres deben amarse por sobre todas las cosas y nunca, pero nunca serle infiel a quién te ama. Contigo aprendí lo que es el sacrificio, a disfrutar las recompensas del sacrificio. A ser responsable. Tu eres la razón del por qué la nobleza y la honestidad viaja con nosotros tus hijos.

De los dos recuerdo y aún se viven esos dolores de cabeza y subidas de tensión que les dan. Sus achaques ya de gente mayor. Las angustias que tienen porque aún alguno de nosotros no ha llegado a casa. Las angustias por saber quiénes son mis novias o amantes. Las angustias por saber con quién salen mis hermanas. Pero todos estos pormenores se olvidan cuando alguno de nosotros los vemos jugando con Luisana. Ver cómo les brillan los ojos nos hace entender que nuestra labor está hecha y que la seguiremos haciendo. A pesar de que aún no hemos encontrado lo que estamos buscando, nunca hemos dejado de sentirnos como una familia (y quién me conoce, sabe por qué digo esto).

No tengo más palabras qué decirles.

Tal vez, lo único que me queda es decirles que los AMO con todas mis fuerzas.

Gracias por ser mis padres.

Vale la Pena?

Creo que a todos nos ha pasado. Vale la pena sacrificar las cosas que buscas por la persona que amas? Cuántas veces hemos dejado de hacer cosas por no hacer sentir mal o por complacer a la persona que está a nuestro lado? Vale la pena realmente eso?

He visto a mucha gente perder oportunidades en su vida, que significarían un desarrollo y una amplitud de conocimientos por el simple hecho de no incomodar a su pareja. Por ejemplo, he visto: No quiero que veas esa serie de televisión porque sale esa morena que está bien buena; No quiero que vayas a esa cena porque tu jefe te quiere llevar a la cama; No me gusta ese nuevo compañero de trabajo que te asignaron; Te vas a ir de viaje con tu jefa, solo, sin mi? Entre otras muchas.

Sin embargo, hasta qué punto estamos dispuestos a aceptar o realizar cosas que impliquen un riesgo a nuestra relación con tal de obtener el beneficio que buscamos? Estaríamos dispuestos a calarnos que nuestra esposa o esposo, novia o novio o con quién se tenga un relación seria, se le insinúe o haga sentir bien con un comentario pícaro a una persona de poder, que pueda implicar una mejoría laboral? O que simplemente tome decisiones sin importar la opinión del otro? O simplemente ceder ante la insistencia de quién no forma parte de la relación con tal de ofrecer un ascenso?

Estaríamos dispuestos a emitir ese comentario a una persona que nos puede conseguir una especie de estabilidad laboral o negocial (porque se supone que ya tienes la emocional), y que ese comentario lo hagamos de manera insinuante?

Tal y como dijo la ex esposa de Oliverio en El Lado Oscuro del Corazón, podemos utilizar el amor como excusa para adueñarnos del otro?

Es acaso nuestra vida laboral más importante que nuestra vida sentimental? o Viceversa?

Y sin embargo, he visto a mucha gente perder a la persona que ama y que la ama, por decisiones laborales.

Y sin embargo, vale la pena?