viernes, 13 de septiembre de 2013

Nacionalistas? No me jodan

Recientemente tuve la oportunidad de visitar San Cristóbal, Maracaibo y Punto Fijo. En líneas generales fue muy gratificante sobre todo por la compañía y los amigos que visitamos durante esa travesía, sin embargo, apartando los buenos momentos vividos a través de las relaciones personales, no menos cierto resulta que debemos ser críticos con nuestras cosas y muy especialmente con nuestro país.
Parte de este viaje lo tomé desde la óptica de un turista (siendo realmente un turista ya que visité lugares que nunca antes había ido), y viviendo la experiencia desde esa óptica, no fue lo que yo esperaba, o por lo menos no se ajusta a la expectativa que ha generado el actual ministro de turismo de Venezuela.

1) La vía hacia Barinas.
A nivel de asfaltado no puedo quejarme, las carreteras se encuentran en muy buen estado para lo que estamos acostumbrados, sin embargo me llamó mucho la atención que dada la inmensa y absurda cantidad de material publicitario en las autopistas, carreteras, calles, intersecciones, pasos peatonales, puentes, avenidas y demás vías, pareciera que el difunto Hugo Chávez siguiera vivo, ya que la única publicidad posible son fotos de este señor en cualquier momento de su vida. Sería interesante saber cuál es el gasto público que se ha generado a partir de esta chocante actividad publicitaria. 
Por otro lado, llama la atención el bajo nivel de servicios públicos ofrecidos en las bombas de gasolina y diversos restaurantes que se consiguen en la vía. En la mayoría de los baños te cobran entre 2 a 5 bolívares por persona para utilizar unos baños que cuentan con un nivel muy bajo de condiciones sanitarias, cuando te deberían dar aunque sea una antitetánica por meterte en uno de esos suburbios. La comida que ofrecen los locales es muy básica, en su mayoría arepas con relleno de camarones, atún, pulpo o huevos de codorniz, que pareciera que ya llevan una semana en ese mostrador. De igual manera nos damos cuenta que lo limitado que somos respecto a las bebidas no alcohólicas (ya se que esto es capricho, pero durante 14 años me han estado vendiendo la idea que somos un país ultra mega desarrollado, por lo que espero poder conseguir la extensa variedad de bebidas que he tenido la oportunidad de ver y conocer en el exterior).
En lo que se refiere al servicio al turista, estamos viviendo un momento en que pareciera que más que vendernos un servicio, lo que nos están haciendo los propietarios de estos "locales", pareciera que es un favor, es decir, no nos venden porque gustan sino porque les pagan para hacerlo.
2) La vía desde Barinas hasta San Cristóbal.
A partir de este momento comienza el padecimiento de Cristo. La carretera está en pésimas condiciones, eso sin contar con la amenaza latente que vas con un tanque mega lleno de gasolina porque durante toda la vía no vas a conseguir una puta bomba que tenga algunos litros del combustible QUE AQUÍ PRODUCIMOS, por lo tanto, no sólo tienes que ir pendiente de los huecos y los 120 policías acostados que te vas a conseguir durante este trayecto de casi 5 horas, sino que tienes que ir ahorrando el consumo de gasolina porque si no sacas un chip (de turista o local) en el Estado Táchira para colocar gasolina, vas a tener que vender tu vehículo allá por falta de combustible.
Durante todo el trayecto disfrutas de una vista muy bonita, gracias a los hacendados que viven en la zona y tienen sus fincas en muy buen estado.
Una vez llegado al Estado Táchira, tuvimos la suerte que en la primera bomba de gasolina (con gasolina) que conseguimos luego de esas 5 horas, estaban sacando el chip para turistas para poder colocar la gasolina que aquí producimos, lo que nos daba derecho a surtir hasta 42 litros de gasolina interdiario. En ese trámite duramos aproximadamente una hora hasta que se nos entregó el bendito chip y confieso que apenas lo tuve en la mano sentí felicidad, tal vez la misma que siente algún cubano cuando obtiene algún alimento de su lista de racionamiento.
En ese momento aprovechamos y llenamos el tanque de nuevo, previa lectura que le hacen a uno del chip.
3) San Cristóbal.
Una vez llegados a San Cristóbal, me di cuenta que, al igual que en Caracas, los motorizados son los dueños de la ciudad y pueden hacer cuánto les venga en gana, es decir, pueden ir a altas velocidades, ir entre los carros, te rompen los retrovisores de tu carro, emulan disparos con los tubos de escape de sus motos, en fin, todo cuánto en Caracas se hace y que a la luz de las autoridades, pues es un asunto normal.
A nivel turístico, San Cristóbal pareciera ofrecer mucho, pero puede pasar que en vez de sentirte en Venezuela te puedas sentir en Colombia, ya que abundan los restaurantes de comida colombiana, el tono de muchos es propio de las zonas andinas y lamentablemente vi poco interés en la gastronomía local, salvo uno que otro local que ofrecían los manjares venezolanos. No faltará alguno que me diga que como es una zona andina, nuestras costumbres se asemejan a la de los colombianos. Es cierto, pero lo que no me resulta sensato es que en la zona se acentúa la palabra Colombia o Colombiano, se escuche vallenato e incluso, los cumpleaños lo cantan tal y como lo cantan en Colombia. Lamentablemente es una costumbre que ya se encuentra muy arraigada en nuestros nacionales, pero no puedo negar que resulta divertida esa forma de celebración.
4) La vía de San Cristóbal a Maracaibo.
Personalmente creo que esta vía representa cómo se encuentra el país actualmente: Totalmente hecho mierda.
Es una vía llena de huecos y carente de cualquier tipo de servicios, restaurantes o bombas de gasolinas, pero no deja de ser muy pintoresca, sobre todo porque en la vía te consigues uno de los pueblos más hermosos y cuidados de Venezuela, un pueblo en el que pareciera que el socialismo no ha llegado nunca y espero que nunca llegue, llamado San Pedro de Los Ríos. Este es un pueblo muy especial, sobre todo por lo cuidado de sus calles, la calidad de las fachadas de sus casas, el servicio hospitalario de sus habitantes y el desinterés de atención que reciben los turistas. Sin temor a equivocarme, es uno de los pueblos donde ser turista en Venezuela, provoca.
5) Maracaibo.
La única bomba de gasolina que conseguimos en este trayecto fue en Machiques, un pueblo del estado Zulia donde literalmente nace el sol. La vía está relativamente bien pero no dejas de ver la transculturización con Colombia que tenemos actualmente.
Maracaibo se ha convertido en una ciudad del exceso gastronómico. Por dondequiera se consiguen restaurantes que dan porciones generosas de comida. Un ejemplo de estos locales resultan Q´Pinchos y la Pizzería Palermo. Locales que resultan famosos por el tamaño de sus porciones.
De igual manera que en otros sitios del país, el servicio al turista es muy escaso y la publicidad política pareciera ser lo más importante para nuestros gobernantes socialistas, como si fuera necesario no olvidar a Chávez.
6) La vía de Maracaibo a Punto Fijo.
La carretera es normal, con algunas deficiencias, escasos servicios, malas condiciones de los restaurantes y baños de carretera, mala señalización de las vías y sobre todo gandoleros bajo la figura de mal o pésimos conductores. Ni Dios lo quiera alguien se queda accidentado, pasarán por lo menos 2 días para que te auxilien. Cada alcabala que pasamos pareciera ser un altar a Chávez, a tal punto que por cada nueva alcabala que pasáramos, nos hacíamos la señal de la cruz.
7) Punto Fijo.
La inseguridad es el tema del día en todo Paraguaná. En las playas sólo se puede estar hasta las 6 de la tarde como máximo o cuando el encargado del alquiler de los toldos se acerca al sitio donde estás y al recoger el toldo que alquilaste te dice "a partir de este momento quedan bajo su propio riesgo en la playa", algo que no deja una buena idea al turista que visita la zona.
A nivel de compras, a pesar que es una zona libre de impuestos, se consiguen los mismos precios de caracas, haciendo la salvedad que en caracas se consiguen más cosas. 
La escasez de productos es muy acentuada ya que no se consiguen productos básicos tales como leche, harina pan, entre otros (al igual que en San Cristóbal,  Maracaibo o cualquier otra parte del país).
Al igual que en San Cristóbal y Maracaibo, sólo la familia que tenemos allá nos hicieron sentir que estamos en la Venezuela que queremos y que era antes, es decir, hospitalaria y no pendeja (como nos han hecho creer).
Lo que si debo reconocer es que la gobernadora de Falcón se ha esmerado en darle la iluminación necesaria a las calles de ese Estado, claro está, cuando hay servicio eléctrico ya que los cortes eléctricos son continuos.
A nivel gastronómico, hay interesantes propuestas pero no dejan de ser pretensiones que buscan lo económico por encima del buen servicio y calidad de la gastronomía venezolana.
8) Conclusión.
En definitiva, sólo la compañía y los momentos vividos con la familia son los momentos realmente memorables de este viaje que nació con intenciones turísticas y gastronómicas, pero que en definitiva no ha sido más que una experiencia digna de lo que se ha convertido este país: una Venezuela carentes de servicios, carentes del buen trato, del buen gusto pero por sobre todas las cosas, muy llena de socialismo mediático publicitario. Poco queda de aquél venezolano educado y presto a ofrecerte un buen servicio. Lo nuestro ha quedado en papel, en una maqueta, en un proyecto, ya que más que cuidar lo nuestro, los prestadores del servicio turístico se han dedicado a cuidar lo suyo, sin exaltar los valores y recursos de nuestros suelos y de nuestros fogones. Es por ello que cuando veo en la TV que me dicen que tenemos patrias y que ahora si respetamos lo nuestro, les digo, literalmente, NO ME JODAN.


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