lunes, 12 de diciembre de 2011

Guanare

Recientemente en Venezuela, específicamente en Guanare, ocurrió uno de los crímenes mas terribles y despreciables de los últimos tiempos. Supuestamente cuatro mujeres y un enfermero, torturaban y abusaban de un niño de 5 años hasta que le dieron muerte.
Cuando este hecho alcanzó la luz pública, muchas personas se hicieron eco de condenar enérgicamente lo cometido por estas personas, situación ésta casi natural en la conducta humana cuando se presenta una circunstancia a la cual no estamos acostumbrados ni educados.
Muchos comenzaron a decir y emitir opiniones (aún sin conocer el fondo real del caso).
Otros comenzaron a rodar una cadena a través de todos los Blackberry (es decir, por casi toda Venezuela), un supuesto comunicado de los Pranes de las cárceles donde hacían un llamado a todos los reclusos a que cuando a los supuestos partícipes de el hecho delictivo antes comentado, los detuvieran y los enviaran a los centros penitenciarios, pues le iban a hacer lo mismo que al niño pero con mayor alevosía. Esta cadena culminaba haciendo entender que los pranes iban a hacer justicia, cuando hace unos días, al momento de ocurrir los sucesos en la cárcel del Rodeo, los pranes eran considerados por la mayoría del pueblo venezolano como unos criminales y que debían eliminarlos a todos ya que no tenían remedio. Hoy son los justicieros de Venezuela.
Recientemente se comenzó a rodar otra cadena donde indicaban que la madre de ese niño fue enviada a la cárcel y narraban con detalles específicos lo que supuestamente le hicieron a esa mujer cuando supuestamente fue internada en alguna cárcel.
Es indiscutible sentir aberración e impotencia ante un hecho como éste, sin embargo este hecho me ha ayudado a darme cuenta que el sentimiento de venganza y de odio vive en el ser humano, por no decir solamente en el venezolano.
He visto como la gente sintiéndose indignada, saca conclusiones donde no las ha visto, aún desconociendo los pormenores del caso.
He visto cómo se regodean en enviar una información, como si fuera un signo de victoria y de justicia, cuando detallan lo que supuestamente le hicieron a la madre de ese niño.
Yo también condeno enérgicamente un acto de esa magnitud y no voy a mostrar en este escrito la indignación que me da saber que ocurrió un hecho así, pero no voy a ser cómplice de muchos diciendo a viva voz el castigo que se merecen esas personas si efectivamente cometieron ese hecho.
Ya hay leyes (divinas, naturales y humanas) que se encargarán de juzgar.

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