El ser humano, en definitiva, es un ser gracioso per se, además es muy simple pero a la vez complicado, sonso y por sobre todas las cosas, muy básico.
Un ejemplo de ello es su necesidad de rodearse siempre de gente pero siempre buscando su necesidad de disfrutar la paz de estar consigo mismo (a pesar que hay muchos que ni estando consigo mismo están en buena compañía).
Antropológicamente hablando, se han determinado que existen básicamente 4 tipos de distancias que el ser humano inconscientemente se crea.
La primera es la Distancia Íntima. Este es el tipo de distancia que uno guarda para con sus amigos o parejas. Normalmente va de 0 cm para el caso de la pareja o amante y se extiende hasta un máximo de 15 o 20 centímetros para los amigos más cercanos. Luego tenemos la Distancia social. Este es el tipo de distancia que va de los 30 Centímetros hasta 1,6 metros aproximadamente y es la que reservamos para personas poco conocidas o no, por ejemplo la distancia que reservamos para con un vendedor de una tienda. Por último tenemos la distancia pública, que es la que reservamos para el resto de las personas o la que reservamos cuando damos una charla o conferencia.
Hay excepciones a estas distancias como lo es el caso de los ascensores, metro, busetas o sencillamente la que puedes conservar cuando caminas por una de las calles con buhoneros que orgullosamente muestra Venezuela.
Estas distancias o espacios son conformadas por esa especie de burbuja que nos atrevemos invadir cuando tenemos intenciones hostiles, amigables o sencillamente con el objeto de aparearnos, así sea sólo por placer.
Pero hay un tipo de distancia muy particular y es la distancia que te pide tu pareja cuando la relación se ha hecho más profunda. Tan profunda que no dejas de hacer cosas si no estás con tu pareja al lado y por supuesto, no dejas que tu pareja tampoco haga algo sin ti.
Si no se tiene la suficiente madurez, este agobio puede resultar realmente un problema.
Sin embargo, el hecho que nuestra pareja nos pida distancia, no debe ser objeto de preocupación, angustia o llanto por el temor de perder a la persona que creemos que estamos amando. Si pidió distancia, es porque o eres un pesado o tu compañía disgusta un poco.
Así que cuando suceda esta circunstancia, no debemos ahogarnos en ese sentimiento de desgarro al corazón. Hoy en día tenemos a nuestro alcance a cualquier hora, en cualquier momento y por cualquier medio, de toda una gama de distracciones que van a ayudar a olvidarnos de ese pequeño trago amargo y hacer que la tortilla se voltee a nuestro favor, ya que no vamos a ser nosotros quiénes vamos a tener el sentimiento de que alguien se nos aleja, sino que ese alguien que nos pidió distancia va a sentir que somos nosotros quienes nos alejamos.
Dado que la relación realmente no ha terminado, no significa que podemos ir de rueda libre a montarle cachos porque nos da la gana. Eso no. Sino que sencillamente hay desahogos para esos momentos en que has pasado a segundo plano por parte de tu pareja.
Aquí les doy varias recomendaciones onanistas en principio que sólo van a servir cuando ya han agotado los medios para convencer a la pareja que alejarse no es la solución:
1) Darle tu pin a la persona que te atrae: Hoy en día en Venezuela, quién no tiene un Blackberry que sólo usa para hablar por pin? Dado que es una nueva forma de interacción, pueden surgir ideas muy excitantes y provocadoras representadas en retos que le vas proponiendo a tu interlocutor o interlocutora para ver hasta dónde somos capaces de llegar. Es una especie de sexo cibernético que no moja pero empapa lo suficiente. Tan sólo vean hasta dónde son capaces de llegar. Placer culpable, una forma de adulterio irreal pero que puede llegar a convertirse en real. Muy peligroso si no se hace con su verdadera pareja.
2) Visitar los cafés y restaurantes que te pidió ir pero que por un motivo u otro no lo habían hecho: La cara que pone es teatral, digna de cualquier Emmy por actuación dramática.
3) Volver a agregar en tu Facebook o volver a seguir en el Twitter a tu antigua pareja: La arrechera no será normal. En este campo incluye videos en Youtube de las rumbas a las que vas ahora, conciertos, etc.
4) No atenderle el teléfono dos de las 3 veces seguidas que te llaman o no llamarla la cantidad de veces que lo hacías: El peo que te van a formar cuando atiendas será grande pero tal vez su voz será de preocupación. No caigas en esa trampa.
5) Dejar de avisarle cuando llegas a tu casa si no vives con ella: Los primeros 3 días, actúa como de costumbre. Al cuarto día deja de hacerlo y avisa sólo una o dos veces por semana.
Por último, convéncete que quién te pide distancia no te soporta. De qué vale una relación que al primer o segundo aviso de ahogo, te pide alejarse? Y con esto, no me refiero a problemas de índole patológico, que, vamos a estar claros, existen y muchos.
SalU2